Las capacidades tecnológicas propias de la historia contemporánea, han traído consigo una expansión desmedida del acceso al conocimiento, han permitido crear redes científicas que han acelerado la construcción de nuevo conocimiento, con base en la facilidad de interacción. Con ello, muchas de las falacias que soportaban nuestra búsqueda de la prosperidad, felicidad y salud, han sido cuestionadas y reemplazadas. Por ejemplo, en la agricultura, los pesticidas y los sistemas de riego, han superado a los Dioses en temas de protección y cuidado de las cosechas, al igual que los antibióticos y las vacunas, han logrado mejores resultados que Dios, en la ayuda con la superación de enfermedades. La mezcla fundamental que sirve de base para la construcción de esta nueva manera de afrontar los problemas de la humanidad, tiene como uno de sus ingredientes principales al escepticismo.